Mar Caspio y la zona norte de Irán
Masuleh |
La zona norte de Irán es completamente diferente al resto del país. Montañas muy verdes y recorridas por múltiples rios. Aunque
la identidad nacional no se pierde nunca si es verdad que hay platos y costumbres
que varían bastante desde la zona sur a la norte. Contrastes tremendos los que
se pueden encontrar en esta zona entre un pueblo de aspecto medieval como Masuleh
y el más moderno de los teleféricos de manufactura austríaca, que te acerca a
cimas de más de 2000 metros de altura y que cuenta con una cabina VIP para los
caprichosos que quieran viajar “a todo confort”, como el de la villa de Heyran. También hay otro teleférico en Lahijan. Desde lo alto de la montaña se puede contemplar esta bonita ciudad mientras degustas alguna de las especialidades de la zona en las teterías que hay en la cima.
Teleférico de Lahijan |
Masuleh en la provincia de Gilan cerca de Fuman, es uno de
los pueblos más curiosos y antiguos que visité. Se han encontrado pinturas e
inscripciones que datan de los tiempos preislámicos. Los techos de las casas
sirven de camino para los viandantes que sorprendidos ascienden por sus
intrincadas calles hasta llegar a amplias terrazas desde donde contemplar el
paisaje.
Comenzamos nuestra andadura en Rasht y después de pasar por
Bandar e Anzali y Astara ya en la frontera con Azerbaijan, llegamos hasta
Ardabil y Sarein, ciudad termal esta última con un cierto aire a Andorra pues
se alimenta del turismo de compras y balnearios igual que la ciudad pirenaica.
Bandar-e Anzali es una ciudad portuaria bañada por el Mar
Caspio donde el antiguo Sha tenía su residencia de verano. Es la capital del
caviar.
La laguna se puede visitar en barca hasta el mismo puerto.
La actividad en estas ciudades es tremenda. Comercios,
coches y gente se mueven en un incesante ir y venir de trabajos y actividades.
Los bazares siempre llenos de gente y las calles con un tráfico bastante
notable.
Astara cuenta con un gran mercado de ropa donde muchos
iraníes van “de compras”.
Bañarse en el Mar Caspio es posible aunque algo incómodo para las mujeres, ya que no pueden usar bañador. Yo decidí "bautizarme" vestida. Fue una experiencia curiosa, divertida e inolvidable.
Una vez más tengo que hablar de la hospitalidad y amabilidad
del pueblo iraní pues en Sarein donde entré a un balneario sólo para mujeres, me convertí enseguida en el centro de “atracción turística”. Tal era su curiosidad que venciendo por unos momentos su
habitual cortesía se acercaban hasta mi interesándose por mi origen, mi idioma
y la razón por la que me encontraba allí, para acto seguido invitarme repetidas
veces a sus casas donde continuar tan agradable charla. A los cinco minutos
todo el balneario sabía que allí había una extranjera venida desde España, no
sabían muy bien cómo. También tengo que decir que una vez satisfecha su
curiosidad y aceptada mi negativa a sus invitaciones se retiraban prudentemente
y pedían disculpas por haberme robado mi tiempo. Gente encantadora.
En esta zona norte igual que en el resto del país que he
visitado no hay problema para comer a cualquier hora del día. Mi experiencia es
que en las zonas de descanso de las autopistas o al pasar por los pueblos
siempre hay establecimientos con barbacoas a la entrada donde poder tomar los
típicos pinchos de carne (kebab) de Irán, que nada tienen que ver con los
turcos que más conocemos aquí en España. Hechos al momento y realmente
sabrosos. Y para finalizar un té en cualquier tienda, donde suele haber agua
caliente y las tea bags para que te
lo hagas tú mismo. El iraní es un pueblo acostumbrado a viajar y en
cualquier rincón improvisan una mesa-picnic donde comer y descansar. Son “los
reyes del pic-nic”, algo muy útil teniendo en cuenta las extensos territorios
desérticos que se atraviesan en algunas zonas. Conviene ir bien provistos de
agua y algún tentempié que ayude a llegar a las zonas más pobladas. Por lo
demás y para terminar tengo que decir que Irán me ha parecido un país
absolutamente diferente a como lo conocemos o imaginamos aquí en occidente. Que tiene muchos
e interesantes lugares que visitar, que la sensación de seguridad es absoluta y
que la gente es amable y educada y siempre dispuesta a ayudar. Un país sin duda
para repetir.
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