Madrid, mi querida ciudad
Criticada por la mayoría, denostada por muchos pero amada, envidiada y admirada por muchos más. Ciudad de contrastes e historias escondidas en sus rincones. Sin lugar a dudas Madrid no deja indiferente. A mí me encanta su bullicio a cualquier hora del día... y de la noche. Me enamoran sus diferentes ambientes sujetos a la vida de cada barrio. Madrid encierra como en un cofre del tesoro perlas, diamantes y latón. Todas las grandezas y miserias del ser humano se pasean por sus calles. A mí me gustaría romper una lanza en favor de esta palpitante ciudad e ir mostrando sus pequeños y grandes encantos. Madrid es una ciudad abierta al mundo y merece la pena ser visitada. Ahora que se acercan las fecha navideñas es un momento magnífico para contemplarla en todo su esplendor. Sus luces y adornos la embellecen por la noche de manera especial, pero por el día hay que pasearla mirando hacia el cielo para descubrir muchos bellos edificios y monumentos. Las dos joyitas arquitectónicas que aparecen en las fotos se encuentran muy cerca de la Puerta del Sol en la calle Alcalá. Eso sí... hay que mirar al cielo para encontrarlas.
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