Ensalada de judías verdes con vinagreta de tomate y albahaca
Recuerdo que de pequeña mi madre insistía en ponerme lo que
a mi me parecía un dia si y otro también
judías verdes. Yo las odiaba. ¡niña que son muy sanas!
Y tenía mucha razón. Aparte del hecho de que para una dieta
equilibrada deberíamos tomar 4 ó 5 raciones de verduras a la semana, es verdad
que precisamente las judías verdes son una de las verduras más completas del
panorama vegetal. De origen muy antiguo se piensa que su cultivo comenzó en el
año 5000 A.C. Fue uno de los alimentos
que trajeron del Nuevo Mundo y que mejor aceptación tuvieron, aunque es verdad
que en un principio fue por sus semillas.
Existen más de cien variedades, pero lo que hay que tener en
cuenta a la hora de comprar cualquiera de ellas es que la vaina debe estar
tersa y brillante, y desechar aquellas que se doblen y no se partan. Metidas en
una bolsa de plástico perforada y en la parte menos fría del frigorífico nos
aguantan varios días.
Tienen un aporte calórico muy bajo, gran cantidad de fibra,
que como ya sabemos es muy buena para el tránsito intestinal, gran cantidad de
minerales muy beneficiosos para nuestro organismo, tales como el magnesio,
potasio, calcio, fósforo. También vitaminas, C, folatos, beta caroteno, B2 y
B6. Todas estas sustancias actúan como antioxidantes, estimulan nuestro sistema
inmunológico y contribuyen al buen estado de la vista, la piel, el cabello, las
mucosas y los huesos.
Si después de estas razones os siguen sin convencer, creo
que con la siguiente receta estaréis de acuerdo conmigo en que merece la pena
tomarlas al menos una vez por semana.
Como ya he dicho otras veces la presentación hace estimular
el apetito. Creo que en estos días de calor, las podemos
tomar templadas o frias de la siguiente manera:
Cocedlas como habitualmente hagáis. Yo para presentarlas en ensalada
y que conserven su color y un aspecto terso las cuezo unos 15 minutos para que
queden al dente. Pongo agua, sal y media cebolla. Cuando el agua esté
hirviendo echad las judías. Dejad que
cuezan unos 5 minutos y pasadlas por el agua fría. Coced unas patatas. Confitad cebolla en aceite
de girasol en una sarten a temperatura muy baja. Pelad un tomate y partidlo en daditos para
hacer con él una vinagreta con zumo de limón, aceite, cucharada de miel y una
hoja picadita de albahaca fresca. Podéis añadir unas aceitunas verdes
deshuesadas.
Montad el plato como en la foto o siguiendo alguna idea
propia. Aderezad con la vinagreta y servid.
¡salud!
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